domingo, 3 de marzo de 2013

Al-Zhalah, el Imperio del Sol en el Zenit

Vista del Gran Templo de Brahma en Qudra
“Brahma es Quien creó siete Firmamentos y de la tierra un número similar. En la mitad de todos ellos desciende Su Orden: para que puedan saber que Brahma tiene poder sobre todas las cosas, y que Él comprende, todas las cosas en Su Conocimiento,” (65:12).

El poder político, religioso y militar más grande del mundo conocido lo tiene Al-Zhalah, un antiquísimo Imperio que domina gran parte de las tierras civilizadas y busca activamente expandirse para tomarlas todas y llevar a todos la fe de Brahma, su dios. Su capital desde hace 3.000 años es Qudra, la Joya del Desierto, el manifiesto más espectacular del poder del hombre en el mundo conocido.

Gobernado por su SacroSanto Emperador Aaliyah, un hombre muy anciano que poco ejerce realmente su Magnánimo poder, el destino de la nación más extensa reside en sus Visires, un consejo de 10 hombres y mujeres que cumplen el rol de gobernadores de sus provincias, Sumos Sacerdotes, Comandantes y Jueces, concentrando efectivamente todo el poder del imperio en sus manos.


El Desierto Rojo
Gran parte de la extensión del Imperio es ocupada por el interminable Desierto Rojo, una inhóspita extensión de millas de dunas y quebradas agrestes, ocupadas por tribus bárbaras de bereberes, dracos y múltiples ruinas de las ciudades-estado que habrían precedido a la existencia del Imperio, pero de la que sólo quedan recuerdos. Todos los ríos, oasis y rutas de comercio son gobernadas por los Visires, cada cual con su diferente temperamento y su casa real, ya que son de origen noble. Sin embargo, debido a varios Visires ambiciosos, el alcance del Imperio en los últimas décadas ha tenido vigores inesperados, avanzando cada vez más hacia los lejanos cordones montañosos del norte y las espesas junglas del sudeste. Famosa y lamentable para muchos de sus ciudadanos es la feroz guerra con la lejana ciudad-estado de Sravasti, la que se dice fue cruelmente invadida, saqueada y sometida por las Fuerzas Imperiales, encontrándose aún signos de resistencia de los locales.

Brahma, el Resplandeciente.

Dice el Dalah (el libro sagrado del Imperio) que cuando el Caos dominaba la tierra, Brahma el Resplandeciente tocó con Su Mano las arenas, dándole forma a una criatura, y con Su Hálito le dio vida, formando al Sutra-Darma (el primer Emperador), que con un rosario en una de sus manos desterró a las huestes de Arhiman, el Destructor, y con el libro de otra de sus manos organizó a los hombres para fundar Qudra, la Joya del Desierto. Su vasta descendencia, ya casi extinta, todavía tendría el toque de Indra en sus venas y con ello, parte de Su Poder.

Dentro de las provincias cercanas al centro del Imperio, las vecinas a Qudra, reina la paz y la prosperidad para gran parte de la población, siendo un ejemplo de armonía, educación y equilibrio. Las artes, las matemáticas, la medicina y la dialéctica son todas parte de la vida de toda la población. Sin embargo, en las provincias fronterizas, las situaciones de vida son habitualmente distintas, ya que aún el proceso de asimilación al imperio está en proceso. Particularmente complicado ha sido el Reino de Sravasti, centro de mucha polémica por la resistencia no-violenta de gran parte de sus ciudadanos y por la leyenda de un supuesto templo oculto, que aún no habría sido tomado por las Fuerzas Imperiales, rumor que llena de deshonor al Visir regente de esa zona. Sin embargo, todo parece indicar que es cuestión de tiempo para que La Espada de Qudra (el ejército Imperial) termine el trabajo por las buenas o por las malas.

Próximamente: Sravasti, los Setecientos Templos Ocultos.

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