domingo, 10 de marzo de 2013

Sikari, la Jungla Interminable


Extendiéndose hacia límites insospechados, llena de vida, culturas y peligros ancestrales, la jungla de Sikari se extiende desde el Desierto Rojo hacia el Éste, el rio Dhavala hacia el Norte y el inmenso Mar de Jade por todo el Sur y el Oeste. Es la extensión de terreno del Mundo Conocido que alberga la mayor diversidad racial, cultural y religiosa, siempre indómita, salvaje y mortal.


Tigre de Sikari
Por su inmensidad, para los intrépidos exploradores que deseen intentar recorrerle, la Jungla Interminable se ha dividido en 3 regiones: Sikari del Norte, Central y del Sur. De los 3, lejos la más recorrida y explorada gracias a su cercanía con el rio sagrado Dhavala es Sikari del Norte, hogar de las tribus de Vanaras, nagas de los rios y los temidos tigres terribles. 




Un Vanara
Los vanaras se agrupan en varias tribus en las copas de los árboles, y si bien no son malvados, no gustan de los extraños sin ser invitados, por lo que son famosos en hacer bromas a los viajeros, muchas veces inusitadamente crueles, perdiéndoles en la profundidad de la jungla para no volver a ser vistos. Sin embargo, mantienen muy buenas relaciones con la gente de Sravasti y se dice que en ocasiones les han ayudado a refugiarse del imperio en el interior de la selva. Después de todo y a pesar de su naturaleza caótica, el legendario Bodidharma de Hemachandra, el Primer Templo Sagrado de Sravasti, el Señor Hanuman, es un respetado Vanara. Sin embargo, sus líderes más que monjes suelen ser exploradores u oráculos, quienes se consideran a si mismos guardianes de la Jungla. Sin llegar a ser una ciudad propiamente tal por su carácter cazador-recolector y nómade, su agrupación más grande y estable se conoce como Jaipur. Para quienes tienen el honor de poder ingresar, Jaipur es por lejos el asentamiento más seguro conocido en toda la jungla. Los vanara creen en el ciclo de la reencarnación y en la búsqueda personal del Nirvana, para el cual son guiados por sus oráculos, quienes son probablemente los sabios con mayor conocimiento de los secretos de la jungla, pero este saber no lo comparten ni siquiera con el resto de su gente.


Una naga.
Las nagas del Dhavala, por otro lado, a pesar de habitar el rio más conocido y navegado, son casi un completo misterio. Sólo se han avistado en la extensión del rio que recorre Sikari y nunca en el Desierto Rojo. Se presume que ésto es porque tendrían sus legendarios y supuestamente fastuosos refugios escondidos entre las ruinas de la jungla, cercanos o dentro del mismo cauce del rio. De cualquier modo sólo parecen ser vistas cuando ellas así lo desean, y tal avistamiento siempre tiene carácter de presagio: bueno o malo dependerá de las circunstancias que sólo los oráculos pueden interpretar. Entre viajeros corren rumores que dirían que los varanas más ancianos dicen que las nagas huyeron del Sur de sus peligrosos y definitivamente malvados primos: los yuan-ti.



Jadianos a la carga
El Sikari Central yace sobre mayor altura que los demás, es de menor extensión, de acceso más complicado y habitado principalmente por clanes aún menos adeptos a las visitas: los venenosos Vishkanya y los indómitos Jadianos. De ambos se sabe muy poco, pero a pesar de las permanentes desapariciones, el Imperio y mercaderes particulares insisten en enviar avanzadas al Sikari Central puesto que tendría las ruinas menos exploradas del mundo conocido y, por tanto, más llenas de tesoros y artefactos. Ésto le concierne muy poco a los habitantes originales de esta región, que repudian a los extranjeros y los atacan a simple vista. Más posibilidades hay de hablar con alguno de ellos cuando alguno de sus integrantes se encuentra en tierras del Imperio: los Vishkanya son reputados asesinos y espías consumados y los Jadianos temidos guardaespaldas y exploradores, expertos cazadores.



Yuan-ti
Finalmente, el Sikari del Sur es lejos la zona más evitada por todos los extranjeros, principalmente por sus habitantes: los miserables nezumi y los temidos Yuan-ti. Los primeros esclavos desde tiempos inmemoriales de los segundos, marcados como parias por el resto de la mayoría de las razas, considerados infectos por el imperio por tener contacto con la impura casta de los yuan-ti. En realidad los nezumi han demostrado a lo largo de las eras una capacidad impresionante de resiliencia y adaptación, pudiendo encontrarse en prácticamente todo el mundo conocido. Son exploradores muy hábiles, expertos ladrones, clérigos muy avezados en cruzar el Velo por su culto a sus antepasados y por sobretodo, sobrevivientes. En cuanto a sus amos, los perversos Yuan-ti son un constante peligro para todo el mundo conocido, planificando desde sus oscuros fosos la perdición de todas las criaturas y el sometimiento a su perversa voluntad. Además de veneno, por sus venas corre el oscuro talento de la magia negra, don que le han heredado a sus lejanos descendientes, los Vishkanya.

Próximamente: las eternas nieves de Alamut.



Sravasti, los Setecientos Templos Ocultos

Hemachandra, el Trono de la Luna Dorada. Primer Templo.

Escondido en los cordones montañosos al noroeste de Qudra, cuando se pierden las arenas del Desierto Rojo e inician las verdes profundidades de la jungla de Sikari, siguiendo la corriente del Dhavala, el rio sagrado, se llega al pequeño Reino de Sravasti. Gente pacífica y contemplativa que ha vivido desde el inicio de las eras predicando palabras de armonía y reflexión. Gente que, en los últimos años, ha vivido la que tal vez es la mayor de las crisis de su historia debido a la Invasión de Al-Zhalah.



Campesinos de Sravasti

Son personas profundamente apacibles y sencillas, que casi no se relacionan con el mundo exterior fuera de sus valles montañosos, siendo su principal interacción con las Tribus de Vanaras al sur en la jungla de Sikari. Se dedican principalmente a la agricultura y caza. La mayoría de su gente jamás en su vida había visto extranjeros hasta hace 70 años atrás, cuando el cauce del Dhavala trajo las primeras embarcaciones de La Espada de Qudra, el ejército imperial. Sin desear conflicto ni derramamiento de sangre, los jefes de las aldeas rápidamente entregaron el control administrativo a los invasores. Ése no fue el problema: esta gente se niega a aceptar a Brahma como el único y verdadero Dios, siguiendo más bien una serie de preceptos filosóficos enseñados por sus verdaderos líderes: los Monjes.


Hanuman, Bodhidarma del Primer Templo
Enterado de ésto, el Visir Sharpur (el líder en ese momento de la avanzada) decidió atacar los lejanos templos inmersos en las montañas. Toda su poderosa hueste fue implacablemente expulsada, los 1.000 hombres, sin muertos, por un solo hombre, el que se denominó a si mismo el líder de Hemachandra, el Primer Templo: Hanuman. Combatiendo apenas con sus manos desnudas, sin usar una poderosa maza dorada, el vanara hizo retroceder a toda la legión en un sólo día. Las fuerzas decidieron no seguir avanzando por pánico a su poder. Temerosos de la represalia, Hanuman sin embargo no les persiguió: antes de cerrar las puertas de Hemachandra tras de si, les dijo: "La primera ola sólo se recoge para la venida de la segunda, ésa es la que rompe la roca. Huyan de la playa mientras puedan, hombrecitos."
Desde entonces, el Visir Sharpur fue condenado al exilio por su fracaso y en el destacamento de Sravasti tomó su lugar la Visir Setareh, ávida de reconocimiento. La Visir se encuentra desde hace décadas amasando una fuerza militar aún mayor para intentar tomar Hemachandra de nuevo, mientras se rumorea en los pasillos de Qudra que la cruel mujer niega las dulces palabras del Dalah sometiendo a la población de Sravasti a crueles tratos y vejaciones, mientras intenta aprender los secretos de ese secreto arte de combate que Hanuman ocupó para expulsar a sus fuerzas.

Desde la ocupación del imperio se han empezado a avistar Monjes Errantes de Sravasti en distintos lugares del mundo conocido. Siempre lejos de Qudra, donde el poder del imperio es supremo, estas personas viajan con motivos desconocidos, existiendo recompensas para quienes los traigan como prisioneros vivos a cualquier Templo de Brahma. Pocos lo han conseguido.

Próximamente: Sikari, La Jungla Interminable.

domingo, 3 de marzo de 2013

Al-Zhalah, el Imperio del Sol en el Zenit

Vista del Gran Templo de Brahma en Qudra
“Brahma es Quien creó siete Firmamentos y de la tierra un número similar. En la mitad de todos ellos desciende Su Orden: para que puedan saber que Brahma tiene poder sobre todas las cosas, y que Él comprende, todas las cosas en Su Conocimiento,” (65:12).

El poder político, religioso y militar más grande del mundo conocido lo tiene Al-Zhalah, un antiquísimo Imperio que domina gran parte de las tierras civilizadas y busca activamente expandirse para tomarlas todas y llevar a todos la fe de Brahma, su dios. Su capital desde hace 3.000 años es Qudra, la Joya del Desierto, el manifiesto más espectacular del poder del hombre en el mundo conocido.

Gobernado por su SacroSanto Emperador Aaliyah, un hombre muy anciano que poco ejerce realmente su Magnánimo poder, el destino de la nación más extensa reside en sus Visires, un consejo de 10 hombres y mujeres que cumplen el rol de gobernadores de sus provincias, Sumos Sacerdotes, Comandantes y Jueces, concentrando efectivamente todo el poder del imperio en sus manos.


El Desierto Rojo
Gran parte de la extensión del Imperio es ocupada por el interminable Desierto Rojo, una inhóspita extensión de millas de dunas y quebradas agrestes, ocupadas por tribus bárbaras de bereberes, dracos y múltiples ruinas de las ciudades-estado que habrían precedido a la existencia del Imperio, pero de la que sólo quedan recuerdos. Todos los ríos, oasis y rutas de comercio son gobernadas por los Visires, cada cual con su diferente temperamento y su casa real, ya que son de origen noble. Sin embargo, debido a varios Visires ambiciosos, el alcance del Imperio en los últimas décadas ha tenido vigores inesperados, avanzando cada vez más hacia los lejanos cordones montañosos del norte y las espesas junglas del sudeste. Famosa y lamentable para muchos de sus ciudadanos es la feroz guerra con la lejana ciudad-estado de Sravasti, la que se dice fue cruelmente invadida, saqueada y sometida por las Fuerzas Imperiales, encontrándose aún signos de resistencia de los locales.

Brahma, el Resplandeciente.

Dice el Dalah (el libro sagrado del Imperio) que cuando el Caos dominaba la tierra, Brahma el Resplandeciente tocó con Su Mano las arenas, dándole forma a una criatura, y con Su Hálito le dio vida, formando al Sutra-Darma (el primer Emperador), que con un rosario en una de sus manos desterró a las huestes de Arhiman, el Destructor, y con el libro de otra de sus manos organizó a los hombres para fundar Qudra, la Joya del Desierto. Su vasta descendencia, ya casi extinta, todavía tendría el toque de Indra en sus venas y con ello, parte de Su Poder.

Dentro de las provincias cercanas al centro del Imperio, las vecinas a Qudra, reina la paz y la prosperidad para gran parte de la población, siendo un ejemplo de armonía, educación y equilibrio. Las artes, las matemáticas, la medicina y la dialéctica son todas parte de la vida de toda la población. Sin embargo, en las provincias fronterizas, las situaciones de vida son habitualmente distintas, ya que aún el proceso de asimilación al imperio está en proceso. Particularmente complicado ha sido el Reino de Sravasti, centro de mucha polémica por la resistencia no-violenta de gran parte de sus ciudadanos y por la leyenda de un supuesto templo oculto, que aún no habría sido tomado por las Fuerzas Imperiales, rumor que llena de deshonor al Visir regente de esa zona. Sin embargo, todo parece indicar que es cuestión de tiempo para que La Espada de Qudra (el ejército Imperial) termine el trabajo por las buenas o por las malas.

Próximamente: Sravasti, los Setecientos Templos Ocultos.