miércoles, 4 de septiembre de 2013

Las Eternas Nieves de Alamut

En el comienzo del mundo, marcando el Norte en el horizonte está la larga y sagrada cordillera de Alamut, donde descansan los restos de todos los Hemachandras una vez logran abrir todos sus chackras y hacerse uno con el universo. Un lugar inhóspito, de nieves eternas, de naturaleza implacable y principalmente, poblado de gentes con voluntad templada por el hielo.

Kailash

Desde el Desierto Rojo hacia el Oeste hasta la jungla de Sikari al Este, este largo cordón montañoso atraviesa el paisaje acompañado por el río Dhavala, inmediatamente hacia el Sur. Los dioses de las montañas, cuentan las leyendas, impiden que Alamut sea atravesada por nadie, por lo que se considera que el mundo se acaba en Badrinath, la montaña más alta y más al norte de la cordillera, lugar donde descansarían los restos terrenales del Dios Brahma. Dice el Dalah que todo brahamita debe peregrinar a Badrinath por lo menos una vez en su vida. Sin embargo, esta exigencia sólo es cumplida por los más fervientes fanáticos religiosos, pues la travesía es mortal: sólo la llegada al primer pueblo en la cordillera, Kailash, lleva mesas de viaje en las heladas tundras, llenas de peligros. Este lugar es una suerte de nuevo comienzo para las gentes del Imperio de Al-Zhalah, los valientes que por diversos motivos deseen una nueva vida, la encontrarán aquí si pueden ganársela.


Lin Kuei, la escarcha asesina
Fuente de muchos templos y fortalezas abandonadas, las montañas son guarida de todo aquel que desee estar solo: desde reyes bandidos hasta criaturas de leyenda. La más famosa es Lin Kuei, una criatura que se parece a los verdaderos Dragones (enviados celestiales de los dioses), pero es una sombra de ellos lleno de maldad. Se dice que duerme en lo más profundo de una fastuoso jardín abandonado y que sus bufidos en su sueño levantan terribles tormentas de nieve que devastan todo lo que encuentren. Este jardín estaría vigilado por una anciana y secreta orden de monjes encargados de mantener a la sierpe en un profundo sopor. Por si eso fuera poco, hay amenazas mucho más mundanas como las jaurías de lobos de invierno y los vientos harpía: silban melodías que enloquecen a los que las escuchan por el tiempo suficiente. Todo ello acompañado de un frío desolador, persistente y que por lejos es el que más vidas se ha llevado a lo largo de las eras.


Sin embargo y a pesar de todo, hay pequeños y empeñosos intentos de surgir en medio de estos sobrecogedores paisajes. Alamut no distingue entre países o razas, es la cordillera contra ellos, y es unirse o morir.

En este lugar partirá la crónica!  Vayan pensando en porque su personaje terminó en un lugar olvidado del mundo: tal vez es un fugitivo, o acusado de un crimen que no cometió, o está en una peregrinación sagrada, o está intentando explorar algún templo en ruinas para rescatar tesoros...

Un abrazo